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Los árboles de hoja perenne o perennifolios como es el caso del olivo, se caracterizan por mantener sus hojas durante todo el año; es decir, muy difícilmente el árbol pierde todas sus hojas al mismo tiempo ya que las va renovando paulatinamente durante todo el año, mientras unas hojas caen otras crecen.

La hoja perenne del olivo miden 8 centímetros aproximadamente, suelen ser de color verde, en el haz brillantes y en el envés blanquecino; las flores suelen ser de 4 pétalos, son pequeñas, blancas y con un olor bastante fuerte.

Historia y tradición

El uso de las hojas secas del olivo se generó desde el antiguo Egipto con fines terapéuticos y medicinales. En la actualidad se continúa su uso y aplicación ya que posee muchos beneficios para el sistema cardiovascular e inmunológico.

Una ventaja del uso o consumo de extractos de la hoja perenne del olivo es que tiene oleuropeína, sustancia que sugiere la reducción de los niveles de glucosa en sangre y la prevención y tratamiento de la diabetes.

Así mismo, mejora el sistema inmunológico, previene la artritis y enfermedades neurodegenerativas, controla la presión arterial, posee propiedades antivirales y previene ciertos tipos de cáncer.

Virtudes de la hoja perenne del olivo

Otra de las cualidades de las hojas del olivo es que contienen flavonoides y polifenoles, son sustancias que previenen la degeneración celular y disminuyen la posibilidad de desarrollar tumores. Por otra parte, es importante saber que el uso de la hoja perenne del olivo o del aceite de oliva trae consigo algunos efectos secundarios a pesar de todos los beneficios que a su vez provee.

En el caso de las personas que sufren de fatiga no es recomendable el uso del olivo ya que baja la presión y eleva la fatiga de quien lo consume; tampoco es recomendable darles altas dosis a niños ya que puede ocasionar diarreas.

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