Aunque su tamaño sea diminuto, en realidad en esas dimensiones se concentra un árbol que es igual de árbol que uno de tamaño normal.
Por eso, debemos respetar el ambiente en el que crecerían de forma habitual dependiendo de la especie elegida. Además, es recomendable que puedan recibir el agua de lluvia, el aire, el viento y sobre todo la humedad de la noche. Sin embargo, con temperaturas extremas, como el calor del verano, o el frío del invierno, debes resguardarlos para que se mantengan en buen estado.
Si quieres iniciarte en el cultivo del bonsái debes tratar de conseguir una especie fácil y cuidar y que no sea demasiado cara. Un claro ejemplo de todo ello puede ser el olivo, el olivo decorativo que puedes encontrar en Iberplant by Macrobnsai® uno de los árboles más comunes de la orografía mediterránea.
Cuidar un bonsái no es tan difícil como se piensa, solo hay que seguir unas normas básicas que van a marcar cuándo podar, regar, fertilizar y transplantar los pequeños árboles.
A continuación te proporcionamos una guía muy básica que estoy convencida te animará a ponerte manos a la obra y a encontrar la paz que dicen otorgan a quienes los cultivan.
La frecuencia de riego del bonsái depende de la especie de árbol, el tamaño y el clima. Antes de regar, se debe supervisar que el suelo se encuentre ligeramente seco, pero nunca del todo. Cuando lo riegues, debes hacerlo por completo y asegurarte de que el agua que sobra se vaya por los agujeros de drenaje de la maceta. Un buen indicador para saber si es necesario regar es tocando la superficie de la maceta.
Aprende a regarlo sólo cuando lo necesite, que es cuando la tierra empieza a secarse por encima. Nunca hay que regar con un pulverizador de los que se utilizan para quitar el polvo, pues sólo humedecen la superficie de la maceta y el agua no llega a las raíces. La mejor agua de riego es la de la lluvia o la de manantial. El agua del grifo suele llevar cloro, algo que es perjudicial para el árbol.
Pulverización
Los árboles que viven en el campo reciben el rocío de la mañana. Los bonsáis que viven en las ciudades y en el interior del hogar no cuentan con esta agua tan necesaria. Por eso las hojas de los bonsáis se llenan de polvo y es necesario esta acción para suplir el efecto del rocío. Hay que pulverizar tratando de imitar el efecto del agua de lluvia y provocando que ésta llegue a todas las hojas del árbol. Para limpiar las hojas debemos hacer esto una vez a la semana y siempre con la caída del sol.
Abono
Como los bonsáis están en macetas pequeñas es necesario un abonado frecuente para reponer los nutrientes necesarios para el árbol. Es mejor que abones en pequeñas cantidades y habitualmente, que hacerlo en exceso y pocas veces. Nunca esperes a que el árbol esté débil o amarillento. Es mejor que no abones durante el invierno ni tampoco en el verano con el calor extremo. Los bonsáis recién transplantados y los que se han secado por descuido nunca debes abonarlos. Existen productos de este tipo específicos para los bonsáis, pero podrías utilizar cualquier abono genérico sin problema.
La poda
Podar es dar forma al árbol. La mejor época para podar es a finales del invierno cuando los árboles están en reposo y no sale tanta savia por las heridas. Cuando las heridas de poda son muy profundas es necesario sellarlas con pasta cicatrizante.
El pinzado
El pinzado es el recorte de las ramas finas de los bonsáis. Con el pinzado se consigue aumentar la densidad del follaje y disminuir el tamaño de las hojas.
El alambrado
Se utiliza el alambrado para corregir la inclinación de las ramas. El alambre sustituye la fuerza del peso de las ramas en los árboles grandes. La regla de oro del alambrado es no dejar señal alguna de su paso en la corteza del árbol.
Trasplante
Para prevenir que el árbol sature la tierra de raíces es necesario el trasplante para poder proporcionar al árbol nutrientes que aseguren su crecimiento y floración.
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