Controlar el pH del suelo es fundamental en cualquier labor de jardinería. Tener un suelo con falta de murientes, muy básico o muy acido puede ser un problema para cualquier jardín, si no se corrigen estos problemas las plantas podrían enfermar y hasta morir.

Un suelo básico o alcalino tiene el pH elevado, por encima de 7. Esta estructura de pH elevado otorga al suelo una baja capacidad de infiltración, una estructura pobre y una lenta permeabilidad, que se resumirá en suelos encharcados.

Un suelo ácido será aquel cuyo pH presente valores inferiores a 7.  Cuando la naturaleza de nuestro terreno es ácida se pueden presentar la falta de fosforo, calcio, magnesio o boro.

Como controlar el pH del suelo

El pH del suelo puede cambiar por varios motivos, pero en general es por la falta de nutrientes.  Dependiendo del tipo de nutrientes que falten, el modo de añadirlos al suelo es diferente. Algunos de ellos se aplican en pequeñas cantidades, como el zinc, el hierro o el cobre. En el caso de minerales en grandes cantidades, es mejor aplicarlas desde la raíz, es decir, mediante fertilizantes en el suelo del jardín o maceta.

Otra solución es bajar el pH del suelo mediante la acidez, para que los nutrientes que el suelo sí tenga pero que las raíces no, se liberen permitiendo llegar a las mismas. Esto puede hacerse usando una tierra muy ácida, como la variedad Turba Rubia, pero mezclándola con la tierra del jardín a un 50%.

También se consigue mejorar la acidez con azufre en polvo, es más económico pero se debe consultar con un profesional antes de aplicarlo ya que las medidas de azufre varían y se puede empeorar la calidad del suelo al sobrepasar la dosis adecuada.

La última opción es bajar el pH del suelo con sulfato de hierro. Se puede aplicar mediante una disolución en agua o directamente en la tierra. Hay más de una variedad de este producto, la más práctica es la de color verde. Aplica el sulfato mediante el agua de riego una vez al mes, excluyendo el invierno.